El ser humano, desde la antigüedad, utiliza cosméticos con diferentes fines y usos, ya sea por motivos de belleza, higiene o nutrición todos los días nos aplicamos en la piel al menos uno de estos productos con la idea de obtener un beneficio para el cuerpo, pero sabes realmente ¿Qué estás usando?
Maquillajes, desodorantes, champús, pintauñas o jabones de baño, cualquier cosmético puede tener entre sus ingredientes sustancias químicas que resultan peligrosas para nuestra salud al ser aplicadas todos los días en el cuerpo, principalmente en la piel.
Recuerda que la piel es el órgano más extenso del cuerpo, por ello requiere un cuidado importante considerando que entre sus funciones está la de regular la temperatura, impide la deshidratación y está dotada de un microsistema que rechaza hongos, bacterias y virus del entorno.
Además, tiene una gran capacidad de absorción que puede ir en nuestra contra si aplicamos sobre ella cosméticos con agentes tóxicos con una constante periodicidad.
Ingredientes peligrosos en los cosméticos
Las primeras evidencias de cosméticos similares a los que usamos en casa o en los centros especializados, fueron encontradas en Egipto y según las investigaciones de los expertos sus orígenes datan del 4.000 antes de Cristo, elaborados de animales, vegetales y minerales, algunos altamente tóxicos, como el mercurio.
En la actualidad, varios países carecen de una legislación bien hecha que regule a las empresas sobre el uso de ingredientes sospechosos para la creación de los cosméticos, las autoridades solo imponen algunos límites, esto provoca que los consumidores estén bajo el riesgo de una exposición múltiple de sustancias peligrosas todos los días, que al bioacumularse son difíciles de eliminar.
Otro problema es el uso de los llamados “ingredientes fantasmas”, compuestos que no están declarados en la lista de ingredientes pero son parte del producto aumentando el riesgo de toxicidad.
Varios de los cosméticos en nuestros hogares tienen sustancias peligrosas hechas de manera industrial para su conservación o producir algún efecto supuestamente beneficioso en nuestro cuerpo.
Entre los ingredientes escritos con letra pequeña en los envases o estuches, seguramente se mencionan Bases e Ingredientes Activos, Aditivos, Conservantes, Colorantes y Perfumes; aunque en gran parte de ellos se tienen dudas sobre su toxicidad, lo mejor es conocerlos y evitarlos por el bien de nuestra salud.
Por ejemplo, los desodorantes contienen sales de aluminio, que anulan en gran medida el olor del sudor, pero a su vez producen fragilidad en los huesos o lesiones, además se han encontrado niveles muy altos de esta sustancia en las glándulas mamarias de mujeres con cáncer de mama.
En esa pasta dental o enjuague bucal que usas todos los días para tener un buen aliento y con la intención de tener unos dientes más sanos, puede haber Triclosan funcionando como antiséptico para destruir los gérmenes, pero también con la posibilidad de causarte trastornos mentales, cáncer de piel y lesiones cardiacas.
En la sangre materna y cordón umbilical se han detectado grandes concentraciones de Ftalatos, un compuesto químico que penetran en el cuerpo de las mujeres a través de los esmaltes de uñas y representa un serio peligro para el feto. A ello súmale su relación con el cáncer de hígado y daño renal a largo plazo.
La espuma del champú se forma gracias a un detergente llamado Lauril sulfato de sodio, es una de la materias primas más baratas y usadas en la cosmética industrial que también irrita la piel, destruye la capa lipídica y puede producir daños a largo plazo en los órganos vitales.
Para que la crema que aplicas en las manos o en tu rostro tenga ese aspecto “cremoso” las compañías utiliza como emulsionante Dietanolaminas que igual es considerado un irritante para la piel y su uso prolongado provoca toxicidad renal y hepática.
Estos solo son algunos de la gran variedad de productos químicos que instituciones gubernamentales como la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) y la Comisión Europea prohíben a las empresas de cosméticos en sus respectivos territorios por ser causantes de enfermedades peligrosas como el cáncer y disruptivos hormonales.
También deberíamos prestar una especial atención a los productos que utilizan en los centros especializados de medicina estética, belleza o dermatología, ya que para el uso combinado con dispositivos y “aparatología” médico-estética son necesarios ciertos geles conductores, cremas especializadas, sprays para desinfección y limpieza de los aplicadores, zafiros y cuarzos de láser e ipl, así como demás productos cosméticos para poder trabajar en sinergia con otras tecnologías, ya que muchos de ellos llevan estos tipos de sustancias nocivas para la salud de los usuarios.
Cuando pienses en un champú para el cuidado del cabello, un esmalte para las uñas o el jabón para unas manos limpias, decide siempre usar un producto natural certificado, porque más allá de lo higiénico o decorativo, su principal resultado es la protección de tu salud y sustituir cosméticos que en sus ingredientes pudiesen ser causantes de graves enfermedades.
Retomar cosméticos ecológicos y orgánicos
Entonces, ¿cómo librarnos de ellos? ¿Cómo dejar de usar un cosmético que necesitas todos los días? En vez de caer en una crisis o buscar de tienda en tienda algo menos dañino, solo tenemos que intentar retomar en la medida de lo posible lo ecológico y orgánico, es decir, volver a lo natural que rechazan las industrias cosméticas por cuestiones de precios o de producción.
Podrías elaborar en casa tus cosméticos utilizando componentes naturales, o sin tanto lío, buscar tiendas online especializadas en este sector y certificadas por la Unión Europea que venden los mismos productos que producen los mismos efectos de higiene, nutritivos, antiedad y de belleza sin ser un peligro para tu salud.
Cambia ese cosmético favorito que compras en un supermercado cuando haces la compra por uno natural, no desarrollado de animales, con una composición cuidadosa y beneficiosa para tu salud, que te evitará ser parte de la epidemia de cánceres y enfermedades que poco a poco dañan el cuerpo mientras te cepillas los dientes o usas una crema.
Los comercios de cosmética natural también priorizan en el cuidado del medio ambiente, al vender sus productos en embalajes reciclados o con la posibilidad de ser reciclados para no colaborar en la excesiva contaminación que sufre el planeta y que también representa daños para la salud.
Cuidado con las palabras Natural, ECO y Bio
Un dato importante, algunas empresas conocedoras de este contraste entre lo químico y natural etiquetan sus productos con las palabras Natural, ECO y Bio para generar confianza en los consumidores que quieren algo saludable cuando realmente esos términos solo son un intento de desviar la atención para que no se descubra en sus ingredientes sustancias peligrosas
Si ves Natural y Bio en el empaque o envase de un cosmético inmediatamente lee la lista de ingredientes para saber si estas palabras son mentiras o verdades.
Cuando pienses en un champú para el cuidado del cabello, un esmalte para las uñas o el jabón para unas manos limpias, decide siempre usar un producto natural certificado, porque más allá de lo higiénico o decorativo, su principal resultado es la protección de tu salud y sustituir cosméticos que en sus ingredientes pudiesen ser causantes de graves enfermedades.